El lago Titicaca ha sido escenario y motivo de muchas de las producciones cinematográficas en Bolivia. Aventura, misterio, romance; para todo se han prestado las azules aguas rodeadas de montañas y nevados. Este 2021 son tres las películas que se suman al deslumbramiento en tono de ficción.
Mabel
Franco, periodista *
Es evidente la fascinación que el
lago Titicaca ha ejercido una y otra vez en los cineastas que han filmado en Bolivia, al grado de que más de una decena de producciones lo tienen como centro o como locación de historias de lo más variadas.
Tres son los ejemplos recientes, estrenos de 2021: Sirena, largo de ficción de Carlos Piñeiro, Esperar en el lago, de Okie Cárdenas, y Cuidando al sol, ópera prima de Catalina Razzini.
Sirena es el primer largometraje de Piñeiro y está hablado en aymara y castellano. Se ambienta en distintas comunidades del lago Titicaca, como Santiago de Okola, la Isla de la Luna y Copacabana. El argumento se desarrolla en 1984, cuando cuatro personas llegan a una comunidad del lago para buscar el cadáver de un amigo desaparecido en sus aguas. Los comunarios no querrán entregar el cuerpo que han encontrado, pues temen que lo que se considera una ofrenda, de ser arrebatada al lago repercuta negativamente en las cosechas.
Esperar en el lago imagina el reencuentro de personas que huyeron de una de las islas del Titicaca -la Isla de la Luna o Coati-, donde habían sido confinadas en 1972 por razones políticas. Eran los inicios de la dictadura de Hugo Banzer Suárez.
En el trabajo de Razzini, la directora se centra en las vivencias de una niña de 10 años y su añoranza por el retorno del padre. Está ambientada en la Isla del Sol,
Pero, naveguemos en retrospectiva:
Desde el vamos...
En 1916, una
expedición científica alemana, dirigida por el profesor Rolf Müller, visitó
Bolivia. De aquel recorrido “queda el testimonio de un par de tomas captadas a orillas del
lago Titicaca y entre las ruinas de Tiwanaku”, afirma el investigador Pedro Susz, que se refiere al patrimonio que conserva el Archivo Nacional de Imágenes en Movimiento.
Uno de los primeros largometrajes
nacionales de ficción, hoy desaparecido, es La profecía del
lago (1925), realizada en La Paz por el sucrense José María Velasco
Maidana. El filme “abordaba los amoríos de un pongo con la
esposa del dueño de la hacienda”. Semejante “transgresión a las estructuras
establecidas, impregnadas de prejuicios raciales y sociales, no pudo ser
digerida por los guardianes de la moral pública, los cuales incluso intentaron
secuestrar la película para incinerarla”, escribe Susz.
"La profecía del lago", de José María Velasco Maidana. Imagen tomada del blog de Verónica Córdova. |
Es de suponer que en La gloria de la raza, de 1926, el
arqueólogo Arturo Posnansky (Viena, 1874-La Paz, 1946) detuviese la cámara ante
el lago, pues los cuatro actos en que se estructura el largo de docuficción,
producido por su empresa Cóndor Mayku, muestran las huellas que llevan de los
Urus a Tiwanaku. Posnansky llegó a proponer, por los años 30, la
construcción de una presa cerca del lago Titicaca, la que sería alimentada por
ríos desviados de la cordillera Oriental. De esta forma pretendía aprovechar el
agua para el riego, la producción de energía eléctrica y la creación de nuevas
vías navegables. Su idea no prosperó.
El ya mencionado Velasco Maidana, director de cine, coreógrafo, compositor y pintor, hizo nuevamente del lago, en 1929-1930, el escenario central para la superproducción Wara Wara. Ya antes había filmado escenas para una película que debió titularse El ocaso de la tierra del Sol, que no se realizó, y que sirvieron para el largo de ficción basado en argumento de Antonio Díaz Villamil, ambientado en tiempos de la conquista española, cuando una princesa inca, Wara Wara, se enamora del capitán español Tristán. Resultan mágicas, vistas con los ojos de hoy, las escenas del Lago Sagrado surcadas por balsas de totora en medio de la trama de guerra y amor. En este filme, que ha sido restaurado y que se exhibió a fines del 2007 durante la inauguración de la sede propia de la Cinemateca Boliviana, actuó “la crema y nata de la sociedad paceña: Arturo Borda, Marina Núñez del Prado, Guillermo Viscarra Fabre, Emmo Reyes y Juanita Taillansier (Wara Wara), entre otros”.
En 1948, Jorge Ruiz y Augusto Roca filmaron el corto documental Donde nació un Imperio, en plena Isla del Sol, con guion de Ruiz y Alberto Perrin, música de Fernando Montes y sonido de Augusto Lafaye.
Segunda mitad de siglo
Ukamau (Así es,
1966), de Jorge Sanjinés, la primera película en aymara, con argumento de Óscar
Soria, suma a todos los hitos (es decir, el nacimiento de la importante
productora homónima y el fruto maduro resultado del encuentro entre un cineasta
esencial para el país —Sanjinés—y el guionista por excelencia —Soria— el hecho
de poner de testigo al Titicaca para el filme “más bello, quizás, que haya
realizado Sanjinés”, a decir de Carlos Mesa Gisbert. Paulina (Benedicta Huanca)
es violada por el capataz de una hacienda, el mestizo Rosendo (Néstor Peredo),
tras lo cual muere, mientras el marido (Vicente Verneros) pesca en el lago. La
venganza tendrá el marco del altiplano lacustre.
El cochabambino Hugo Boero Rojo,
investigador de las riquezas naturales y arqueológicas de Bolivia, dirigió en
1981 el documental El Lago Sagrado.
Sobre esta cinta, Carlos Mesa Gisbert, crítico de cine en sus tiempos
juveniles, otro de los fundadores de la Cinemateca Boliviana e historiador,
además de expresidente de Bolivia, comenta: “Aunque algo saturada de
información de texto en off, la
película reúne los elementos más destacados de la cultura y la historia
alrededor del Titicaca”.
Y Francisco Ormachea, en 1996, recalaría en el Titicaca para su corto de ficción Ajayu, una mirada sobre el viaje hacia el otro mundo según la concepción aymara. La Isla del Sol es el escenario, incluso para mostrar ese otro destino que se podría llamar paraíso.
En 1997, Mauricio Calderón propuso
la primera película de misterio, esoterismo y amor: El triángulo del lago (1997). Sobre este
filme, Mesa Gisbert ha escrito: “La referencia obvia al triángulo de las
Bermudas no se suaviza con la inserción en la cinta del tema mítico y ritual
del lago”.
El nuevo milenio
Imagen de El triángulo del lago, de Mauricio Calderón. |
El nuevo milenio
Imagen de Escríbeme postales a Copacabana, de Thomas Kronthaler. |
En 2014, Miguel Hilari estrenó el documental de 55 minutos El corral y el viento, ambientado en el pueblo de Santiago de Okola, de pescadores y agricultores del municipio Puerto Carabuco (donde Piñeiro haría luego la ya mencionada Sirena). El director viaja así a la comunidad de la que migró su abuelo rumbo a la ciudad y en la que éste fuera encerrado en un corral de burros como castigo por querer aprender a leer y escribir.
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