viernes, 19 de febrero de 2016

"Carga sellada", en el lugar de origen


El rito de ir al cine, de entrar a la sala, de jugar aprovechando la oscuridad previa a la proyección en la pantalla, de comentar las escenas, de aplaudir... Machacamarca vivió la película dirigida por Julia Vargas-Weise como ya no se ve, quizás porque ésta hurga en la memoria de los vecinos del "oasis del altiplano" marcada por la vieja gloria del ferrocarril. El film, además de alertar sobre el riesgo de la basura tóxica y la corrupción, es un llamado a desobeder órdenes absurdas, a tomar rutas alternas, a tener la conciencia libre y actuar, pues.

Mabel Franco Ortega, periodista *

Larga, larguísima fila formada para entrar al cine "21 de Enero". Mujeres con bebés, jóvenes, niños, ancianos reunidos en tono de fiesta, ansiosos todos por ver qué pudo haber hecho el cine en tierras orureñas, más propiamente en las de Machacamarca, el "oasis del altiplano".
Durante el día (18 de febrero de 2016), gracias a altavoces y otros medios de información callejera, los vecinos del municipio se habían enterado del estreno de "Carga sellada", la película dirigida por JuliaVargas-Weise y rodada en el invierno de hace casi cuatro años en el campamento-patrimonio que la minería  del estaño dejó como impronta de sus días de gloria.
Nervios, ganas de llorar... la cineasta y algunos de los actores que viajaron las cuatro horas de rigor desde La Paz para asistir al llamado "preestreno" --en realidad, estreno a secas, con aplausos, discursos, fotos y reconocimientos municipales de por medio-- tuvieron el raro privilegio de sentir los efectos de su hazaña en espectadores de "primera línea".
Confundidos entre el público apiñado en la sala oscura, sobre bancas de madera y sillas de plástico en lugar de butacas, Luis Bredow, Fernando Arze, Daniela Lema y Jorge Hildalgo vieron por vez primera el resultado del montaje de "Carga sellada". Y lo hicieron con el eco de las risas de la gente, sus exclamaciones del tipo "¡Ooooh!", "Ay, el Medrano", "Pobrecito el Choque", etc.
El argumento de la película está basado en un hecho real: el temor que cundió en los años 90 por las versiones acerca de un "tren fantasma" que, con basura tóxica a bordo originada en un país extranjero con normas sobre este tipo de desechos, intentaba dejarla en algún lugar del territorio boliviano.
Tiempo le tomó a la orureña Vargas-Weise darle forma a la historia, convencida como se mantuvo de la importancia de recogerla para que no se pierdan de vista los riesgos de un tráfico en el que mucho tiene que ver la falta de normas y la corrupción del poder.
El guion lo escribió la cineasta con Juan Claudio Lechín, reunió al elenco que incluye a actores bolivianos, de México y Venezuela, y tras vencer resistencias de autoridades de Machacamarca, celosos de su patrimonio, finalmente pudo echar mano de una vieja locomotora y "revivirla" con los trucos del cine.

El argumento
Los protagonistas de esta historia son cuatro policías encargados de transportar una carga misteriosa. El capitán (Gustavo Sánchez Parra) que dirige la misión lo hace a cambio de un ascenso y, los otros tres (Fernando Arze, Gonzalo Cubero y Marcelo Quina), por subordinación. Pronto, la tarea se hará cuesta arriba, pues la información sobre la peligrosidad de lo que lleva el tren ha ido llegando a los habitantes de los pueblos por donde pasa el tren.
El concepto de autoridad es el que se irá socavado, tanto en el grupo como entre el rígido capitán y sus superiores que terminan por dejarlo solo, incluidos los políticos cuyo cinismo se hace evidente a través de sus declaraciones ante la prensa. Esa conciencia sobre órdenes sin lógica, jerarquías sin autoridad moral, pérdida de identidad, muertes sin sentido irán descontaminando el universo errante de los protagonistas.
Como personajes de contrapeso se hallan el maquinista (Luis Bredow) y una joven campesina (Daniela Lema), dos puertas de escape en la medida en que no son policías, no cumplen órdenes, como se encargan de aclarar varias veces, además de un extraño y casi metafórico guardián (Jorge Hidalgo) que persigue el tren para impedir que cumpla su nefasta misión.

El “golpe de timón”
Si bien la película se presenta como un alegato en contra de una estructura de mundo que hace de unos países el basurero de otros, el tema que resalta –lectura con coyuntura social y política en el país, de por medio, con una Policía que no halla mejor argumento para sus desaciertos que el de “las órdenes superiores”— es el de la responsabilidad individual. El capitán y sus hombres, cada quien a su manera, cambia el curso de lo preestablecido, de lo trazado. En tal sentido, el maquinista con su particular rebeldía, su sentido de libertad, su dominio de los mandos del tren, su solidaridad pese a todo, mostrará al rígido uniformado que siempre hay desvíos si se sabe buscarlos. Ramales alternos para que los poderosos terminen por asumir el bulto que pretender cargar en los demás.

La accidentada trayectoria
Imagen de la película.
La narración lineal, de tono didáctico y no exento de estereotipos (la frívola esposa del capitán, la madre chola sacrificándose por el futuro del hijo) es el corset de esta película. En tal escenario, las actuaciones sobresalen. Hay, en el trabajo de la mayoría de los actores, una construcción que hace creíbles a los personajes. Tanto, que Daniela Lema, una joven que nada tiene de campesina aymara, asume la mentira más con el cuerpo que con las palabras, y sale airosa. Los espectadores de Machacamarca la vitorearon y pidieron, en el acto final de los discursos, que hable también ella.
Otro personaje creíble y querible es el encarnado por Luis Bredow. Lo que refuerza la sensación de que el tema de las elecciones personales, del liderazgo que cada quien puede y debe asumir, sobresale en este film.

Quien tiene el viaje cuesta arriba es el mexicano Gustavo Sánchez Parra (Amores perros, La misma luna, Get the Gringo...), quien no alcanza a construir su personaje y convencer sobre el cambio que en él se opera. Es, quizás, el más estereotipado y entonces, en medio del psicoanálisis que parece necesitar (la escena de amor con la campesina resulta casi caricaturesca), cede terreno a todos sus compañeros. Lo que no les ocurre a Fernando Arze,  Marcelo Quina y Gonzalo Cubero, cuyos caracteres se van distinguiendo a medida que el tren deambula y así arriban al desenlace con mucho de empatía en su favor.

Machacamarca, la fotogénica

El campamento de Machacamarca, hoy.

Vargas-Weise se ha encargado de poner a Oruro, sus temas, sus paisajes, sus gentes en la pantalla. Así hizo con “Esito sería... La vida es un carnaval”, con el Carnaval de Oruro como motivo, y ahora con “Carga sellada”, con la que recupera esa historia de rieles y vagones tan cara para el departamento altiplánico. Aún en medio de la tensión que propone el argumento del film, se impone la nostalgia de esos días en los que se podía viajar en tren y descubrir pueblos y paisajes capaces de quitar el aliento. Para los habitantes de Machacamarca, sobre todo para los mayores, esto se respira y duele.
La directora, fotógrafa de formación, tiene el ojo para descubrir esos paisajes y encuadrarlos bellamente; pero no deja que ellos se impongan, sino que los coloca como telón del drama, tan frágiles entonces pese a montañas, piedras, rocas, lago, el mar de sal de Coipasa. Han de ser los humanos, capaces de dañar esos lugares de vida, los llamados a protegerlos, a escuchar a sus espíritus vestidos como personajes de la Diablada.
Machacamarca es, según su alcalde, Darío Yucra Choque, un escenario natural para el cine. Y se le cree. Basta ver el museo con sus máquinas rescatadas del saqueo de los ferrocarriles en el país, los rieles aún tendidos, los edificios, las calles y los árboles del campamento, los muchos árboles dejados allí por la voluntad de los extranjeros que llegaron para trabajar las minas y que los han sobrevivido.

El rito de ir al cine 
Fernando Arze antes de ingresara a la sala 21 de Enero. El afiche de la película luce al fondo
 Machacamarca respondió con entusiasmo al equipo comandado por Vargas-Weise. Primero, su alcalde recibió al equipo con un almuerzo en El Palomar, restaurante cuya especialidad es el plato Cuchicositas (mote, tomate, carnes de cerdo y de pollo) y un macerado de guindas para destapar hasta los oídos.
Segundo, con la expectativa de la gente que para la segunda función del día 18, prevista para las 18.00, tenía tanta o más gente que la primera de las 16.00.
La dulcera, doña Manuela, instalada frente a las puertas de la sala bautizada con la fecha en que se celebra el Día del trabajador ferroviario en Bolivia, apenas daba abasto para satisfacer los pedidos de la gente: “No tenemos cine desde hace años; la sala sirve para los actos de las escuelas, ya no es como antes”. Un antes que ella no habrá vivido tampoco, es decir los días en los que los trabajadores mineros y ferroviarios recibían de la pulpería una tarjeta con boletos para el cine y, por tanto, casi a la fuerza tenían que aprovecharlos. Lo cuentan dos personas octogenarias, una de ellas con bastón, al recordar los días en que eran obreros del Estado boliviano, como sus padres lo habían sido de la Patiño Mines.
José Quispe, de la comunidad de Sora, vestido con poncho y chicote de rigor, se dejó encandilar  por Tania (Daniela Lema): “Bien se ha portado”, explicó su preferencia. Felipe, de diez años, que no dejó de saltar en su asiento, dijo estar “contento, feliz porque los buenos han logrado escapar”.
Carmen, que llegó como invitada de la producción desde Cochabamba, dijo que halla la película como “buenísima, por el argumento desarrollado y por los actores de primera”.
Javier, un joven veinteañero, espera una segunda parte pues no se conforma con el final abierto de la película.
Juana de Callisaya, con un bebé en los brazos y una niña pegada a su pierna, aplaudió y reconoció que volvería a entrar a la sala si no tuviese que volver a su casa.
Julia Vargas Weise estaba conmovida. A cambio de tanto cariño dejó fotografías enmarcadas de momentos del rodaje, que hacen honor a la locomotora protagonista de la historia, para que pasen a formar parte del legado del museo.
Lo que viene ahora es el otro estreno, el urbano, previsto para el lunes 22 de febrero en una multisala de La Paz. Es que el viaje apenas comienza.

* Nota publicada originalmente en La Pública (www.lapublica.org.bo)

sábado, 6 de febrero de 2016

La hija y el nieto de Jaime Saenz son artistas en Alemania

 Obra gráfica de Yourlaine de Saenz inspirada en la obra "La noche", de su padre Jaime Saenz. Tomada del Facebook de la artista radicada en Alemania.

Enrico es el hijo de Yourlaine, la única descendiente directa del escritor paceño. En 2007 se produjo un intercambio de cartas con quien escribe, a través de la cineasta Mela Márquez. Madre e hijo o hija y nieto estaban deseosos de viajar a Bolivia para el estreno de la película Saber que te he buscado; no sospechaban que el film iba a permanecer secuestrado quién sabe hasta cuándo.

Mabel Franco, periodista

Se llama Enrico y ha elegido el apellido de su madre: Saenz. Así se mueve en el mundo artístico de su tierra, Alemania, donde vive en un pueblo llamado Villa Alegría, cerca de Heidelberg. Enrico Saenz es músico y ahora mismo (2007) trabaja en un proyecto con el que piensa rendir homenaje a su abuelo, el poeta de La Paz, el poeta de la noche y de la muerte, Jaime Saenz.
Enrico es hijo de Yourlaine, la unica hija del autor de Felipe Delgado, Su madre alimentó en el joven el cariño y la admiración por el hombre que ninguno llegó a conocer en persona. Yourlaine fue alejada del hogar paterno cuando apenas era un bebé por Erika, la esposa alemana de Jaime que un día, cansada de las crisis de alcohol en las que caía el escritor, decidió retornar a su país.
Yourlaine, ya adulta, en los años 80 tomó contacto con su padre. Se escribieron hasta que él falleció, el 16 de agosto de 1986.
Un amigo del escritor, Alfonso Barrero, contó a la cineasta Mela Márquez que Jaime sufrió mucho por la separación intempestiva y definitiva. Solía estallar en llanto al recordar a su pequeña hija. A ella (o a Erika, no está claro), le dedicó algunas obras, una de las cuales se titula Lo lejano, cuyo verso final es Saber que te he buscado (verlo al final de esta nota).
Conmovida por la historia y cautivada por una puesta teatral sobre Saenz --No le digas, de David Mondacca--, Márquez ideó a fines de los 90 una historia de reconciliación. Trabajó en un guion centrado en Yourlaine. Intentó encontrarla para pedirle autorización, pero no había referencias. Así que, en su ficción, optó por llamar Sabine (Teresa Dal Pero) al personaje, una joven alemana que vuelve a La Paz en busca de las huellas de su padre ya fallecido.
La magia de internet hizo que, ya filmada la película que se titula Saber que te he buscado, Enrico se enterase y se lo contase a su mamá. No sólo eso, sino que el joven se puso en contacto con Mela y así se entabló una relación de cartas que, quién sabe, podría traer a hija y nieto a La Paz del poeta.

Yourlaine: "Es un gran honor poder decir que soy la hija de Saenz"

 
Foto de Yourlaine, asi de borrosa, de su muro de Facebook.

Es extraño; cuando recibí tu mail (con las preguntas de Mabel Franco), escuchaba en la radio la cuarta Sinfonía de Anton Brückner --la música favorita de mi padre y también mía-. Una parte del último movimiento se oye en el video de su funeral. De hecho, yo he estado muy cerca de él toda mi vida".
Así escribe, en inglés, Yourlaine Saenz (o Yourlaine de Saenz, como firma esta artista plástica y música), a sus 60 años cumplidos en septiembre (2007). Todas sus notas, las que responde (a Mabel Franco) y las que ha enviado a la cineasta Mela Márquez -que ha hecho una película de ficción sobre ella- están llenas de nostalgia. Una nostalgia por un padre al que conoció por carta, cuando ella tenía como 40 años, y al que ha leído y releído a través de sus libros.


Jaime Saenz y su esposa Erika.
Yourlaine nació en 1947. Un hermano mayor había muerto con sólo días de nacido. Antes de que cumpliese un año, su mamá Erika decidió romper con Saenz y se la llevó a Alemania, de donde no volvió más.
Erika y Yourline. Foto enviada a través de Mela Márquez.Erika y Yourline. Foto enviada a través de Mela Márquez.
Hace poco (en 2007), a raíz del film en el que Márquez imagina el retorno de Yourlaine, se produjo el encuentro. Ute Gumz, que en la película encarna a Erika, la visitó en su casa de Villa Alegría (Alemania). A partir de ello se fue creando una relación de cariño entre ambas, con Mela, con La Paz."Sentada en la esquina de mi cama, junto a Brückner y Rashmaninoff, pienso en las respuestas que deben llegar por el camino corto. ¿Necesitas fotos de Yourlaine niña? Imagino la importancia del film para ti, Mela- Tú tienes ahora la realidad de la ficción y estoy muy honrada de ser parte de tu imaginación", le escribe a la directora boliviana (hoy directora de la Cinemateca Boliviana).
"¿Qué imagen y sentimientos tengo por mi padre? Es un gran honor poder decir que soy su hija. Hay muchas, pero muchas cosas que me dan la seguridad de su presencia, de estar muy cerca de él, soy muy feliz de tener sus regalos y su imagen presentes. Yo estudié música y arte, así que tengo su herencia en mi vida. Hago exhibiciones, estoy pintando y encontrando gente joven que ama la música. Y en algunos momentos particulares hay una presencia, ideas, el significado de palabras que podrían volverse pequeños poemas".

Obra de Yourlaine de su serie de Casas. Tomada de su muro de Facebook.

 "Jaime --afirma su hija-- me ha dado su amor por la música, la literatura, la pintura. Mi esfuerzo ha sido estar a la altura de mi padre. En los próximos meses, Enrico y yo realizaremos el evento "Trilogía de Arte". Habrá tres cosas: la lectura del trabajo literario de Jaime Saenz y la transformación de sus ideas en música y arte, especialmente del poemario "La Noche" (1984).
Acerca de la correspondencia que intercambiaron padre e hija, ésta dice: "Las cartas que tengo de mi padre... hay preciosuras, como la declaración de amor a mi madre y a mí. Encontraremos la manera de compartir parte de ellas con los lectores bolivianos en un próximo tiempo".
La noticia de que se filmaba una película sobre la hija de Saenz, la confirmó ésta con su prima Gisela Morales de La Paz y le entusiasmó la"genial idea de Mela; quiero ayudarla a realizar su trabajo, que es un gran tributo a mi padre".
La pregunta obligada surge entonces para Yourlaine. ¿Cuándo retornará a La Paz? "El plan de ir está en mi corazón desde que puedo pensar. Tengo la esperanza de que todas personas que han amado a Jaime imaginan mi gran deseo de encontrar mis raíces y mi ser en la patria. Especialmente, tengo que estar en La Paz para el estreno del film de Mela, con David Mondacca, quien tiene mi más grande admiración por la personificación de mi padre. Quiero ir a La Paz con todo mi corazón, en compañía de mi hijo, Enrico, quien ama Bolivia en forma extraordinaria, con una mirada del que es mi hogar".
Mela Márquez está encantada con esta amistad a la distancia. Y sorprendida. "Mi ficción sobre una hija deseosa de reconciliarse con el padre, una hija amante de su memoria,se ha convertido en realidad. Pude imaginrme las cosas de otra manera, con una hija renuente a mirar el pasado, pero mi Sabine es Yourlaine".

Enrico: "Pienso que La Paz es fuente de poesía y música"

Montaje de dos fotos de Enrico Saenz (izq.) y de su abuelo, Jaime.


Enrico Grün es Enrico Saenz por elección. “En Alemania, los niños pueden llevar el apellido de la madre si los padres se han divorciado”, explica el nieto del autor de Vidas y muertes.
Ya un hombre, Enrico vive con su madre Yourlaine y muchos gatos –las fotos enviadas por ambos incluyen muchos de éstos—y, como ella, es un artista. Es músico, compositor e intérprete de varios instrumentos.
“Mi música es como yo mismo. Uso diferentes estilos: romántico, clásico, moderno. Trato de dar diversidad a mis proyectos, Mi primera sinfonía de órgano, Hieroshima (Hier, en alemán quiere decir aquí) es más bien romántica. En cambio, la última, Waving Pipes, tiene estilo medieval y rasgos góticos”.
Enrico invita a escuchar la introducción a una nueva obra en internet, un tributo a Jaime Saenz, “a la familia, a los estudiantes y a la gente que gusta de la obra de Jaime”.
La pasión de este músico, “desde que tenía cinco años de edad, es el órgano de tubo”, pero le gustan también el sintetizador (no de teclado) y el piano.


Pero, ¿qué sabe Enrico de su abuelo? ¿Ha leído sus libros?
Sé que es uno de los grandes poetas de Sudamérica. Leo las traducciones al alemán de su obra (actualmente estoy revisando El señor Balboa) y mi nuevo proyecto musical está centrado en mi abuelo y su lírica.

Jaime Saenz es el poeta de la ciudad de La Paz, ¿cómo imagina usted esta urbe?
A decir verdad, no estoy seguro. Quiero ir a La Paz. Pienso que es una ciudad versátil, una fuente de poesía y música. Un lugar fantástico para estar y meditar. Espero, sí, tiempos mejores para la gente pobre. Me gustaría ayudar en ese sentido.

¿Es posible que se lo conozca aquí, en persona, en la tierra donde nació su madre?
Sí, eso espero, es mi sueño volar a La Paz. Quiero encontrarme con mi familia, la ciudad de mi abuelo, la gente que respeta su trabajo y con el alma de la ciudad.

Foto de familia en la que se reconoce a la hermana de Saenz (izq.), la tia Esther con Yourlaine bebé en sus brazos, Erika (centro) y Jaime Saenz (derecha). Foto enviada a través de Mela Márquez.

Lo lejano (Poema de Jaime Saenz)
Lo lejano, lo pesado, la luz
y la sombra me hicieron amarte.
¿Cuándo, de dónde has venido tú?
Yo te echo de menos, te extraño
en el ruido del agua, en el estruendo del río.
Como todas las cosas que vienen y se van,
y así como el agua
tú transitas, transitas las estrellas cuando yo las miro.
¿Cuándo estás y dónde!
Yo me imagino poder
encontrarte en medio
de las sombras,
te miro apagadamente a través
de un suspiro, cuando me acuerdo
de la muerte de una hija mía
--pero no puedo encontrarte porque nunca te vi.

Escucha lo que voy a decirte
--yo te amo,
y te amo sin saber tan siquiera quién serás tú.

Tienes que nacer alguna vez,
escuchar la música de las ciudades,
y saber que yo te he buscado.

14.3.64