sábado, 26 de marzo de 2016

(Archivo) El mar llega en baldes, Narda Alvarado lo trae

Esta nota fue publicada en La Razón el 12 de febrero de 2003, un día después de la performance que hizo Narda Alvarado en instalaciones de la Fuerza Naval, zona norte de La Paz. Aquí se la reproduce con ligeros toques de edición. 

Mabel Franco, periodista

Narda lleva (arriba) el agua de mar flanqueada por marineros de la Fuerza Naval, a uno de los cuales entrega el líquido al final (abajo. Los caballeros cadetes custodian la bandera boliviana.


Cuando pequeña, la artista Narda Alvarado pensaba que el mar se lo llevaron los chilenos balde por balde. Así que ella, ya de joven, comenzó a traerlo. Y la Escuela Naval le brindó apoyo y dio ideas para armar la performance artística que fue registrada en video.

07.45: En la Fuerza Naval se inicia, como cualquier día, la tradicional ceremonia de iza de la bandera al son del Himno Nacional de Bolivia. A lo largo de unos tres minutos nadie, ni los peatones que aciertan a pasar por la calle Vicenta Juaristi Equino esq. Batallón Illimani, debe moverse. Para asegurarse de ello, hay un marinero vigilando.

08.00: La ceremonia (de ayer) tiene algo de distinto. Una mujer da las órdenes, aunque —claro—, a través del Teniente de Fragata que está atento a los deseos de Narda Fabiola Alvarado.

08.05: Marineros y cadetes, correctamente uniformados y en actitud marcial, se cuadran frente a la enseña patria y, algunos de los primeros, forman un callejón. El Oficial ordena: “Banda al hombro, arrr” y las notas de la Marcha Naval acompañan el paso de la artista que, vestida de blanco, lleva un balde rojo con agua que al final entrega a un marinero.

08.10: “¡A discreción!”, y todo el mundo toma un respiro.

08.20: Hay que repetir la escena, pues la performance requiere de un registro en video. Nadie protesta. “¡Atención firrr!”.

08.23: Todo está listo, pero ahora hay que cantar.  Un centenar de voces masculinas rompe el silencio: “Recuperemos nuestro mar/ recuperemos el Litoral”. Se une la banda: “Aún a costa de la vida/recuperemos el mar cautivo...”. Narda vuelve a entrar en escena, y el poco público invitado a la performance vierte lágrimas. Las viejas lecciones de la escuela asoman con fuerza al ver a estos jóvenes y a una artista que les ha traído agua de mar, con sello de la Aduana incluido.

08.28. El Teniente lee un texto de historia que recuerda cómo el 14 de febrero de 1879, Chile tomó el territorio nacional. Cómo las “huestes” chilenas asaltaron y maltrataron a los bolivianos. Cómo Eduardo Abaroa defendió hasta su muerte el puente Topáter, etc., etc.

08.32: La sesión ha concluido. Los caballeros cadetes se retiran marchando por la derecha “al sollado” (dormitorios), mientras los marineros trotan por la izquierda.




“Desde chiquita era inquieta. Lo andaba desordenando todo”, dice la mamá de Narda. Lo que hará la hija con este material y lo filmado en la Bienal de las Américas, en Fortaleza (Brasil) —donde hizo dos performances fallidos con el tema mar, pero que son el antecedente de lo que ocurrió ayer, pues de allí, del océano Atlántico, no del Pacífico, recogió el agua— es un misterio. El que se develará en dos semanas, cuando el videoarte Entrega del mar (*) se proyecte para todo público.
*La obra se llamó finalmente Del Atlántico con amor.  

viernes, 18 de marzo de 2016

El lago Tititaca es el protagonista del cine en Bolivia


El lago Titicaca ha sido escenario y motivo de muchas de las producciones cinematográficas en Bolivia.  Aventura, misterio, romance; para todo se han prestado las azules aguas rodeadas de montañas y nevados. Este 2021 son tres las películas que se suman al deslumbramiento  en tono de ficción.

"Esperar en el lago", estreno de 2021. Película dirigida por Okie Cárdenas.


Mabel Franco, periodista *

Es evidente la fascinación que el lago Titicaca ha ejercido una y otra vez en los cineastas que han filmado en Bolivia, al grado de que más de una decena de producciones lo tienen como centro o como locación de historias de lo más variadas.

Tres son los ejemplos recientes, estrenos de 2021: Sirena, largo de ficción de Carlos Piñeiro, Esperar en el lago, de Okie Cárdenas, y Cuidando al sol, ópera prima de Catalina Razzini.

Sirena es el primer largometraje de Piñeiro y está hablado en aymara y castellano. Se ambienta en distintas comunidades del lago Titicaca, como Santiago de Okola, la Isla de la Luna y Copacabana. El argumento se desarrolla en 1984, cuando cuatro personas llegan a una comunidad del lago para buscar el cadáver de un amigo desaparecido en sus aguas. Los comunarios no querrán entregar el cuerpo que han encontrado, pues temen que lo que se considera una ofrenda, de ser arrebatada al lago repercuta negativamente en las cosechas.

Sirena, de Carlos Piñeiro. Foto: Diego Loayza.


Esperar en el lago imagina el reencuentro de personas que huyeron de una de las islas del Titicaca -la Isla de la Luna o Coati-, donde habían sido confinadas en 1972 por razones políticas. Eran los inicios de la dictadura de Hugo Banzer Suárez.

En el trabajo de Razzini, la directora se centra en las vivencias de una niña de 10 años y su añoranza por el retorno del padre. Está ambientada en la Isla del Sol, 

"Cuidando al sol", filmada en la comunidad de Yumani, Isla del Sol.

Pero, naveguemos en retrospectiva:

Desde el vamos...

En 1916, una expedición científica alemana, dirigida por el profesor Rolf Müller, visitó Bolivia. De aquel recorrido “queda el testimonio de un par de tomas captadas a orillas del lago Titicaca y entre las ruinas de Tiwanaku”, afirma el investigador Pedro Susz, que se refiere al patrimonio que conserva el Archivo Nacional de Imágenes en Movimiento.

Uno de los primeros largometrajes nacionales de ficción, hoy desaparecido, es La profecía del lago (1925), realizada en La Paz por el sucrense José María Velasco Maidana. El filme “abordaba los amoríos de un pongo con la esposa del dueño de la hacienda”. Semejante “transgresión a las estructuras establecidas, impregnadas de prejuicios raciales y sociales, no pudo ser digerida por los guardianes de la moral pública, los cuales incluso intentaron secuestrar la película para incinerarla”, escribe Susz.
"La profecía del lago", de José María Velasco Maidana.
Imagen tomada del blog de Verónica Córdova.

Es de suponer que en La gloria de la raza, de 1926, el arqueólogo Arturo Posnansky (Viena, 1874-La Paz, 1946) detuviese la cámara ante el lago, pues los cuatro actos en que se estructura el largo de docuficción, producido por su empresa Cóndor Mayku, muestran las huellas que llevan de los Urus a Tiwanaku. Posnansky llegó a proponer, por los años 30, la construcción de una presa cerca del lago Titicaca, la que sería alimentada por ríos desviados de la cordillera Oriental. De esta forma pretendía aprovechar el agua para el riego, la producción de energía eléctrica y la creación de nuevas vías navegables. Su idea no prosperó.

El ya mencionado Velasco Maidana, director de cine, coreógrafo, compositor y pintor, hizo nuevamente del lago, en 1929-1930, el escenario central para la superproducción Wara Wara. Ya antes había filmado escenas para una película que debió titularse El ocaso de la tierra del Sol, que no se realizó, y que sirvieron para el largo de ficción basado en argumento de Antonio Díaz Villamil, ambientado en tiempos de la conquista española, cuando una princesa inca, Wara Wara, se enamora del capitán español Tristán. Resultan mágicas, vistas con los ojos de hoy, las escenas del Lago Sagrado surcadas por balsas de totora en medio de la trama de guerra y amor. En este filme, que ha sido restaurado y que se exhibió a fines del 2007 durante la inauguración de la sede propia de la Cinemateca Boliviana, actuó “la crema y nata de la sociedad paceña: Arturo Borda, Marina Núñez del Prado, Guillermo Viscarra Fabre, Emmo Reyes y Juanita Taillansier (Wara Wara), entre otros”. 

Los protagonistas de Wara Wara en una balsa de totora surcan el Titicaca.





En 1948, Jorge Ruiz y Augusto Roca filmaron el corto documental Donde nació un Imperio, en plena Isla del Sol, con guion de Ruiz y Alberto Perrin, música de Fernando Montes y sonido de Augusto Lafaye. 




Segunda mitad de siglo

Ukamau (Así es, 1966), de Jorge Sanjinés, la primera película en aymara, con argumento de Óscar Soria, suma a todos los hitos (es decir, el nacimiento de la importante productora homónima y el fruto maduro resultado del encuentro entre un cineasta esencial para el país —Sanjinés—y el guionista por excelencia —Soria— el hecho de poner de testigo al Titicaca para el filme “más bello, quizás, que haya realizado Sanjinés”, a decir de Carlos Mesa Gisbert. Paulina (Benedicta Huanca) es violada por el capataz de una hacienda, el mestizo Rosendo (Néstor Peredo), tras lo cual muere, mientras el marido (Vicente Verneros) pesca en el lago. La venganza tendrá el marco del altiplano lacustre.

El cochabambino Hugo Boero Rojo, investigador de las riquezas naturales y arqueológicas de Bolivia, dirigió en 1981 el documental El Lago Sagrado. Sobre esta cinta, Carlos Mesa Gisbert, crítico de cine en sus tiempos juveniles, otro de los fundadores de la Cinemateca Boliviana e historiador, además de expresidente de Bolivia, comenta: “Aunque algo saturada de información de texto en off, la película reúne los elementos más destacados de la cultura y la historia alrededor del Titicaca”.

Y Francisco Ormachea, en 1996, recalaría en el Titicaca para su corto de ficción Ajayu, una mirada sobre el viaje hacia el otro mundo según la concepción aymara. La Isla del Sol es el escenario, incluso para mostrar ese otro destino que se podría llamar paraíso.

Afiche de "Ajayu", cortometraje de Francisco Ormachea.

En 1997, Mauricio Calderón propuso la primera película de misterio, esoterismo y amor: El triángulo del lago (1997). Sobre este filme, Mesa Gisbert ha escrito: “La referencia obvia al triángulo de las Bermudas no se suaviza con la inserción en la cinta del tema mítico y ritual del lago”. 

Imagen de El triángulo del lago, de Mauricio Calderón.




El nuevo milenio

En 2009 
se estrenó el film Escríbeme postales a Copacabana, dirigida por el boliviano alemán La sinopsis dice: "Impulsado por la curiosidad y el afán de conocer nuevos mundos, el joven Alois deja su  patria bávara y, pasando por las profundidades del lago Walchensen emerge de las aguas del lago Titicaca, en Bolivia".

Imagen de Escríbeme postales a Copacabana, de Thomas Kronthaler.



En 2014, Miguel Hilari estrenó el documental de 55 minutos El corral y el viento, ambientado en el pueblo de Santiago de Okola, de pescadores y agricultores del municipio Puerto Carabuco (donde Piñeiro haría luego la ya mencionada Sirena). El director viaja así a la comunidad de la que migró su abuelo rumbo a la ciudad y en la que éste fuera encerrado en un corral de burros como castigo por querer aprender a leer y escribir.

Imagen de la película documental El corral y el viento, de Migual Hilari.



* Artículo actualizado en noviembre de 2021 sobre original publicado en 2009 en el diario La Razón.