domingo, 27 de octubre de 2013

Santiago Contreras y sus lugares impropios

Santiago Contreras y sus lugares impropios
Santiago Contreras Soux, ganador en 2011 del premio Arte Joven del SIART, está en Europa. El joven arquitecto, hijo de otro arquitecto, Daniel Contreras —quien por su parte ha recurrido a la fotografía para develar los misterios de las construcciones (formas, luz, espacio)— estará lejos de Bolivia por dos años, tiempo en el que debe lograr un masterado en Artes.
La primera vez que entrevisté a Santiago Contreras, hace cinco años, él acababa de retornar de un viaje a Cuba y mostraba al público pinturas y una pequeña instalación en las que había trabajado desde tiempo atrás. Esta vez, en agosto reciente, la entrevista tuvo lugar antes de su partida a Europa. Si aquella vez el arquitecto había recurrido a una galería (Arte 21), ahora, sus obras en fotografía y video ocuparon durante sólo tres días la casa Hermanos Manchego, un hogar familiar y un refugio para viajeros en la calle homónima de La Paz.
Explica Santiago que en La Habana pudo compartir durante un mes con Douglas Rodrigo Rada, el artista paceño ganador del SIART, “convivencia, dentro de la experiencia con los artistas cubanos y todo eso, que me abrió la cabeza; después de ello empecé a buscar un lenguaje más contemporáneo”. Que lo que encontró tuvo eco lo confirmó al ganar un premio SIART con una serie de fotografías …
Otro punto de inflexión se dio durante un trabajo relacionado con la construcción, “y entonces empecé a aprender de la arquitectura no ya desde el punto vista del diseño sino del físico, sobre cómo yo entendía y vivía la arquitectura; es decir, a partir del contacto con albañiles y obreros es que cambió completamente mi idea de lo que es y tiene que ser la arquitectura y, con ello, también de lo que debía mi arte; me pregunte entonces: siendo arquitecto, ¿cómo tendría que encarar mi arte?”. Empezó así una serie de procesos de búsqueda, “en los materiales, las paredes, entre las paredes” —por ejemplo, “Babeles (descascarar, deshacer), 2011, que le valió el premio en el SIART (www.youtube.com/watch?v=dVFVQ1iyMUU‎)—, lo que se traduce también en el video performance que mostró Santiago en la Casa Hermanos Manchego, donde se le ve trabajando en un muro en medio de un río, el que se destruye y desaparece llevado por las aguas.
Otro elemento de esos procesos es, cuenta el artista, su eterna fascinación por el campo, algo que se traduce en un retorno permanente a lo natural. El video performance de referencia tiene lugar en un punto intermedio entre ciudad y campo; pero hay otro video, que fue proyectado en la sala de la casa Hermanos Manchego, en el que se asiste al no-movimiento o al ligero movimiento de una planta a las orillas de un río.
Era inevitable preguntar al artista por la presencia del agua. “Cierto, es un elemento que siempre está dando vueltas en mi cabeza, que es parte capital de varias de mis obras; tal vez no sea el discurso central, pero sí aparece transversalmente cada cierto tiempo”. El sonido de las aguas al correr, su fluir indiferente, su energía, su poder… son ideas que despiertan desde las imágenes sonoras y visuales de las obras de Santiago.
Una obra de arte es en parte el espacio en el que se instala. ¿Por qué elegir ahora un lugar no pensado para exposiciones?, fue la curiosidad de despedida aquel 13 de agosto. “Es el cuarto elemento de mis búsquedas. Bauticé a la muestra como ‘Lugares impropios’, así que quise trabajar con la ambigüedad, meter las obras allí donde no se espera verlas; es una idea conceptual del espacio sobre la que aprendí durante la Larga noche de museos, cuando hice una intervención en el Círculo de la Unión (casona de la calle Aspiazu), y me di cuenta de que resulta fantástico tomar lugares que son lo que no parecen en cuanto tus obras están allí”.

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