miércoles, 17 de junio de 2015

Twain, el susurro de la serpiente



Maritza Wilde y Luis Bredow son Eva y Adán guiando al espectador por el paraíso y la caída. Plausible trabajo en el que me animo a pedirles que dejen hablar más fuerte a la serpiente, para así borrarnos la sonrisa de la cara. Tienen en sus cuerpos y decires, tal cual la Costilla pensada por Mark Twain, los recursos para renombrar el mundo desde el teatro.


Mabel Franco, periodista

Ese Mark Twain era un astuto. Escribió una obra que muestra la superioridad de Eva sobre Adán; pero hay que ver cuán idiota resulta la mujer que por amor y por la idea secreta de que “él”, pese a todo, es de su propiedad, renuncia a su innato don para decidir.
El público se entera de lo que una y otro piensan y hacen. Mira al otro desde el diario de la otra y viceversa. Y cómo se solaza el espectador con esa puesta en evidencia de las dotes para nombrar, para investigar, para crear el mundo que tiene la criatura de largo cabello e imparable boca, mientras el otro, el de caderas estrechas, no hace sino mantener silencio, esconderse en su cueva o subirse a un árbol para descansar en paz.
Por supuesto, el texto es una delicia. Los estereotipos de mujeres y hombres resuenan con tal desfachatez revestida de ingenuidad que es imposible, al reconocerse en muchos de ellos, no morirse de risa.
Maritza Wilde y Luis Bredow, señora y señor del teatro, se han unido. Ella ha debido tentarlo como buena costilla que es y él no ha podido resistirse. Qué bueno, porque lo que hace este par es tan grato, que muchos, el día del estreno, nos sentimos como en el paraíso del teatro que se juega por contar una historia, sin más rebusques que eso.
Es cierto que aquella noche fue evidente que los dos debían todavía apoderarse de las palabras de dios Twain. Pero, misterios de ese encuentro entre humanos jugando a creerse una mentira, a quién iba a importarle. Podían estar desnudos de escenografía, de parafernalia, igual nos llevaron por una tierra nueva y nos incitaron a buscar esos "Diarios de Adán y Eva" escritos por quien vivió entre los siglos XIX y XX.

Machismos y feminismos

Un pillo ese Twain. Por suerte, se afila una la lengua complacida por lo feminista que es, no va a ceder en trampas de complacencia mujeril. ¡Ja! Pero si el autor podría pasar por un macho, se piensa. Porque hay que ver cuán avispada es Eva y cuán inútil es Adán. Y sin embargo, comido el fruto del conocimiento por iniciativa de ella, superado el aburrimiento del paraíso, descubierto el placer, cubiertos los cuerpos con ropajes sociales, es decir puestos a vivir en serio, él declara de la manera más natural, como si nada, que pese a todo lo que ella ha dispuesto y/o provocado, él se hará cargo.
Y ella, que no se había detenido ante nada, que no tuvo miedo de transtornar lo dispuesto una y otra vez, se queda de lo más tranquila con su rol de madre y esposa al servicio de su “amor”.
Twain le hace decir a la Costilla, en el texto original, luego de enumerar y justificar una sarta de defectos que incluyen golpes y maltrato: “Sí, pienso que lo amo simplemente porque es mío y es masculino. No hay otra razón, supongo. Y por eso pienso que es como dije al principio: que esta clase de amor no es el resultado de la razón y de las estadísticas. Sólo llega –nadie sabe de dónde– y no se puede explicar. Y no necesita serlo”.
Macho, dios cínico el Twain aquel.
Pero, un momentito. En la forma en que se ha dicho lo dicho en el teatro Nuna, esas palabras podrían ser más obra de Adanes que de Evas. Porque el texto no se cierra en ello, para nada. En verdad que comparadas las dos dimensiores (texto-puesta) hasta dan ganas de exigirles a Luis y Maritza (perdonarán) que se jueguen con las últimas frases de la obra, que las hagan explotar, que nos desdibujen la sonrisa. Ahí está la clave. 
La mujer diciendo: Eso es lo que pienso” (lo del amor, la propiedad, lo masculino). “Pero sólo soy una chica, y la primera que ha analizado la cuestión, y puede ser que en mi ignorancia e inexperiencia no lo haya hecho bien”. Una bomba. Hay que hacerlo bien, pues. La "chica" tiene todo para ello, lo ha tenido siempre. Twain (1835-1910), que parecía jugar a ser dios, es en verdad serpiente desafiando a Eva a volver a nombrar el mundo. 

Ficha técnica: 
Título: Los diarios de Adán y Eva (http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/dia_ada-eva.pdf)
Autor: Mark Twain
Actores: Maritza Wilde y Luis Bredow
Estreno: 12 de junio de 2015, teatro Nuna de La Paz
Funciones nuevas: 19, 20 y 21 de junio, 20.00, Teatro Nuna.


1 comentario:

  1. Querida Mabel: La tentación que nos propones es suculenta. Pero para caer en ella necesitamos profetizar una escena en la que una Eva del futuro decida desobedecer nuevamente y se zampe un nuevo fruto prohibido para re-nombrar el mundo. ¡Tarea para visionarios!
    Muchas gracias, Mabel por ayudarnos a tener mayor claridad en nuestro trabajo.

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