La obra teatral "La cena de los tontos", estrenada en La Paz en mayo de 2022, recibe tantos aplausos como carcajadas despierta en los espectadores. Luigi Antezana es el protagonista de esta producción de Macondo Art. El trabajo, que confirma sus cualidades para la escena, motiva el recuerdo de esta entrevista realizada en 2012, cuando asumió su primer protagónico en cine. Diez años después, con otras películas y obras teatrales, es probable que Luigi acepte al fin que es un actor y de los buenos.
Luigi Antezana como en cabo Quijpe. Película, Las bellas durmientes (Marcos Loayza, 2012). |
Mabel Franco, periodista
En
la pregunta del Censo 2012, sobre su profesión Luigi Antezana acaba de
responder “abogado”. ¿Por qué no actor, que lo ha sido, y lo es, en el teatro,
el cine y la televisión hace más de 20 años? “Porque le tengo demasiado respeto
a lo que implica la actuación y porque me duele cuando veo que una persona que, por
el solo hecho de haber aparecido en una película, se defina fácilmente como
‘actriz’ o ‘actor’. Este oficio, esta profesión, exige esfuerzo, trabajo. No se
es tal de la noche a la mañana y yo tengo aún camino por recorrer”.
Pues
en este Luigi Antezana ha confiado el director Marcos Loayza el papel
protagónico de Las bellas durmientes. El largometraje de ficción, rodado en
Santa Cruz, va a estrenarse en el país el 20 de diciembre. Y entonces será el público
quien decida si la profesión de quien da vida al cabo Quijpe (sí, con jota) es
o no la de actor. Lo que no está en juicio es la ya larga trayectoria en la
escena de este paceño vecino de Huayllani, al sur de La Paz.
Luigi
descubrió la actuación en el último año de colegio —estudió en el San Ignacio—,
de manera que, en la Universidad Católica Boliviana, donde ingresó para
formarse en Derecho, se unió al primer taller de teatro que se habilitó en la
institución. Un taller conducido por David Mondacca, que, desde entonces, para
muchos sirvió para encontrar la verdadera vocación: no administrador de
empresas, economista o comunicador: teatrista.
Pero
Luigi hizo ambas cosas. Obtuvo el título de abogado a la par que actuó en
distintas obras con el propio Mondacca, con Carlos Cordero y, en el
audiovisual, con Marcos Loayza (El corazón de Jesús, Radio Pasión), Néstor
Agramont (Arbor), Rodrigo Ayala (Día de boda, Historias de vino…) y Rodrigo
Bellot (¿Quién mató a la llamita blanca?) , entre otros.
Pero
nunca había hecho un protagónico. En 2010, Marcos Loayza lo llamó y le invitó a
leer un guión; “me indicó que el papel para el que me quería era el de un cabo
de la policía”. Luigi lo revisó pensando en que, tratándose de un cabo, de
seguro era un rol de apoyo nomás. “Así que, sorprendido, le pregunté a Marcos
si estaba seguro, pues Quijpe era nada menos que el protagonista de la
película”. La respuesta fue si aceptaba hacerlo. “Dije que sí de inmediato; fue
la decisión más difícil, pero al mismo tiempo la más veloz que he tomado”.
Luigi Antezana y Cristian Mercado en "La cena de los tontos", 2022. |
En
ese momento, el abogado tenía trabajo fijo, como experto en regulación, en
instancias descentralizadas del Estado. Ya antes, ante cualquier temporada
teatral, había pedido permiso o aprovechado una vacación. Esta vez, supo
que no iba a obtener licencia durante los tres meses que iba a durar la
filmación, así que “entregué mi carta de renuncia”.
Luigi
es dueño, además, de un restaurante en la zona Sur de La Paz. Esto le ayudó a
sostenerse económicamente en tanto comenzaba realmente el rodaje, que en verdad
se tomó su tiempo. “Aproveché ese periodo de desempleado (ocho meses desde que
Marcos me ofreció el papel) para buscar el personaje”.
El
cabo Quijpe, tal cual reza el carnet de identidad del policía de origen colla
aquerenciado en Santa Cruz (sobra decir que sus padres apellidan Quispe), es el
resultado de una construcción interna, no de una imitación de policía alguno,
de lo que hace, qué come… “Es una persona común y corriente, honesta y noble,
que lo mismo podría ser un portero o un enfermero, no sé. Un hombre que, de
pronto, se ve enfrentado a una situación que lo saca de la rutina, de lo que
conoce”.
El
policía subalterno, que en general se ha movido por los sectores populares, se
ve empujado, junto a dos de sus colegas (la cruceña Paola Salinas y el
cochabambino Daniel Larrazábal) a las esferas donde el dinero y el lujo son lo
natural.
“Esto
es lo que tuve que buscar y encontrar: la ley de la sorpresa; qué siente una
persona sencilla a la que la cambian de hábitat. Cómo reacciona en esos
departamentos inmensos, con piscina, habitados por hermosas mujeres”.
De
Loayza, el director, “no recibes una marcación estricta; no te dice qué hacer,
lo máximo que pide es que seas “sutil, sutil” y tú tienes que entender lo
que quiere; me ayudó en la manera de caminar, de mirar para reflejar esa
sorpresa; pero por lo demás aceptó lo que propuse… he debido satisfacer lo que
él esperaba”.
El
cabo Quijpe es además un hombre curioso. Esto le llevará a adentrarse en la
investigación, pese a que el sargento —su jefe, a quien obedece ciegamente—
ordene cerrar el caso a toda costa.
Pero
hay algo que une a protagonista y personaje, aunque esto hay que deducirlo de
lo que Luigi va contando: la paternidad. Quijpe es padre soltero de una niña y,
muchas veces, los actos que comete, como llevarse una muñequita de alguna de
las casas lujosas, lo hace movido por su amor a la pequeña.
Luigi
Antezana, que tiene un hijo de tres años llamado Renato, se da cuenta ahora de algo
que se podría comparar con ese “robar” una muñeca o recurrir a algo que hasta
ahora no había valorado. Para el caso, su historia en la actuación. “Siempre
mantuve el perfil bajo; no tengo ni una foto de las obras de teatro, ni una
copia de la serie de televisión ni de las películas”. Renato, que ha visto el
tráiler de Las bellas durmientes, ha quedado impresionado al ver a su papá
patear una puerta y quebrarla. “Papá no patea, papá toca”, le ha recriminado.
“Entonces, le estoy explicando qué es actuar, cómo se hace una película, le
pido que finja que está enojado… me encantaría que él fuese un actor”.
Luigi
es, como se ha dicho, muy celoso de la profesión. Lo que tiene que ver con su
entorno: está rodeado de gente de teatro, de actuación, en quien reconoce lo
mucho que trabajan. Ahí están Percy Jiménez (que con un grupo en el que estaban
Erika Andia, Tamara Scott, Pedro Grossman, “fueron a vivir y trabajar años en
Copacabana”, Marcelo Alcón, Gory Patiño… Los nombra con respeto por la
forma en que enfrentan el quehacer creativo y dice de inmediato que más allá
del oficio, lo que le une a ellos es la amistad.
A
Gory “lo conozco desde el colegio, más de 20 años; no es que estudiásemos
juntos, él estaba en el Alemán, pero éramos amigos; luego fuimos parte del
taller de la Católica, estuvimos juntos en escena y, el tiempo que él vivió en
Estados Unidos, no perdimos el contacto”.
Gory Patiño, Cristian Mercado y Luigi Antezana en Arte, obra dirigida por Fernando Arze. 2012. |
Gory
retornó al país y este año se vio todas las obras del Festival Internacional de
Teatro de La Paz (Fitaz), tras lo cual deseó volver a actuar. ¿A quién
buscó? A Luigi y entre los dos se dieron a la tarea de elegir la obra que
querrían llevar a escena. Optaron por Arte, de Yasmina Reza, un “tratado sobre
la amistad”, como se promociona la obra que tiene tres personajes. Pensaron en
Cristian Mercado para completar el elenco, se lo propusieron y hubo acuerdo. Y
algo así como en la obra de Luigi Pirandello, los tres actores se pusieron a
buscar a un director y el afán los llevó hasta Fernando Arze, artista boliviano
formado en Brasil que aceptó la misión.
“No
nos equivocamos; el hombre es increíble. A veces, para explicarnos algo, él
actúa y yo pienso en lo que debe hacer en escena. Es un actorazo”.
Para
mayor motivación, el artista visual Álex Zapata ha aceptado el encargo de
pintar el cuadro en blanco, que es como el otro personaje en la obra de Yasmina
Reza. En la ficción, los tres amigos ponen a prueba su relación a raíz de un
cuadro de arte contemporáneo que compra uno de ellos y en el que los otros no
ven nada sino una impostura. Discuten sobre si es o no arte, pero en verdad la cuestión
es si son o no amigos después de tantos años de conocerse. En la realidad, ya
hubo discusión sobre el tema, revela Luigi. Unos querían usar una tela blanca,
otros insistían en que alguien pintase el cuadro para que sea creíble. Buen
ejercicio, en todo caso.
Arte
estará en escena el próximo fin de semana (8 y 9 de diciembre, Teatro Municipal
de La Paz) y, menos de 15 días después, Luigi asumirá en la pantalla grande la
vida de Quijpe. Mucha dosis para quien se resiste a reconocerse como actor.
Entre
árboles y vacas
Para
la premier de Las bellas durmientes en Santa Cruz, le han comentado a Luigi que
se está preparando una alfombra roja. Y él ni ha pensado en lo que va a vestir.
“Mi esposa me lo ha preguntado, pero no sé. Lo que me tranquiliza es que a
Marcos tampoco le importa”. “¿Fama? No me dejo llevar por eso. Estoy consciente
de que es efímera; hoy está y mañana no. Me limito a hacer lo que asumo con la
mayor honestidad y seriedad posibles. El público es el que debe juzgar”.
Modestia,
tener los pies sobre la tierra. Algo de ambos hay en Luigi Antezana: “Soy el
cabo Quijpe porque Marcos, que me conoce y es mi amigo, me llamó. No hice
casting. No me engaño; no es que directores como Paolo Agazzi o Juan Carlos
Valdivia se peleen por mí”.
Lo
que no significa que, acabado un proyecto, “no desee que llegue otro, un nuevo
protagónico, por ejemplo”. Pero “entre tanto, tengo la familia, mi restaurante,
la abogacía me gusta y está siempre allí si deseo buscar trabajo”. Y “disfruto
enormemente de mi casa en Huayllani, donde estoy rodeado de árboles de limón,
naranja, mandarina… ovejas y vacas”.